Desde que en El Disenso preguntamos “¿Quién es Chien?”, el empresario taiwanés que el día del cumpleaños del presidente, en cuarentena total, se quedó hasta las 2:59 am en la Quinta de Olivos, muchos medios se han hecho eco de la pregunta, y el propio presidente salió a jurar por su hijo que no lo conoce. En esta nueva investigación exclusiva de El Disenso, te mostramos quien es Chien y cual es el misterio que envuelve sus discretas visitas a la casa de Alberto.
Cuando la pregunta “¿Quién es Chien?” llegó a la tapa de Clarín, Alberto Fernández, en diálogo con Víctor Hugo Morales, dejó en claro que nunca se reunió con Chien. Si Alberto hubiera querido saber quién es Chien, cuándo entró y con quién se reunió, tendría que haber contratado… a Chien!
Chien Chia Hong, es un empresario taiwanés conocido en el medio tecnológico como Robert Chien. Su socio en Apache Solutions SAS es Hugo Gavassa, Director de Gestión Informática de Presidencia de la Nación durante el gobierno anterior.
Juntos, Robert y el cambiemita experto en informática, monitorean sitios de interés estratégico. Solo por dar algún ejemplo, mencionaremos los pasillos de Comodoro Py, el CCTV de Tribunales de La Plata y el Centro de Monitoreo del Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires donde acaban de instalar un videowall, entre otros puntos críticos de nuestra institucionalidad.
Si Alberto realmente hubiera contratado a Chien, tendría a su disposición la misma tecnología de punta que se utilizó en la estación DS3 de la Agencia Espacial Europea en Malargüe. También sistemas LPR de última generación, reconocimiento facial, detector automático de patentes, y módulos de Big Data que permiten realizar análisis de comportamiento, predecir tendencias y crear modelos conductuales. Veamos lo que las cámaras del empresario pueden hacer:
Mientras los grandes medios de Argentina están muy preocupados porque el empresario cobró unos cien mil dólares en un año, en este espacio marginal nos asombramos de la enorme magnitud del trabajo de Robert Chien, cuya infraestructura tecnológica podría gravitar en la vida institucional del país, dejando también, con su impronta, un nuevo nivel de exigencia para nuestro oficio de investigadores artesanales.
Según registros oficiales, Robert Chien tuvo dos reuniones en la Quinta de Olivos. Separemos ambos casos por fechas
Abril 2, 2020
– Alberto asegura que no existió ninguna reunión, y que ni siquiera celebró su cumpleaños.
– A las 10 de la noche, el empresario ingresó a Olivos acompañado de Sofía Pacchi y dos amigos de la asistente. Todos los convidados se fueron a las 0:11, menos Robert Chien.
– Chien se quedó en el chalet presidencial hasta las 3 de la mañana.
– Ninguna otra visita figura en los registros.
Aquí hay gato encerrado, dirán nuestros lectores más añosos frente a esta trama de misterio. Como si se tratara de una novela policial sin crimen, el del anfitrión misterioso que atendió al empresario hasta las 3am parece irresoluble.
Noviembre 11, 2020
En nuestra investigación anterior publicamos en exclusiva la primera visita de Chien a Olivos. Hoy, damos a conocer la segunda visita, rodeada de tanto o más misterio que la anterior, ya que El Disenso tuvo acceso exclusivo al libro de ingresos de Casa Rosada.
– El 11 de noviembre de 2020 Chien visitó la Quinta de Olivos a las 3 de la tarde y se retiró a las 19 horas.
– Alberto Fernández no estaba en Olivos. Según los registros de Balcarce 50, el presidente ingresó a Casa Rosada a las 10:49 am, retirándose a las 19:22, de modo tal que llegó al chalet presidencial unos minutos después de que Robert Chien abandonara la quinta.
– Alberto atribuye el encuentro al difunto Meoni, pero aquel día el ministro, que ya no puede dar explicaciones, se retiró a las 17, dos horas antes que el empresario.
Otra vez el gato encerrado. ¿Quién recibió a Chien en Olivos mientras el bueno de Alberto laboraba en la Casa Rosada?
Las dos imágenes a continuación, sumadas a la entrevista del presidente con VHM, apoyan nuestras observaciones.
La profundidad política de la crisis
Ante la emergencia fortuita de una crisis, alguien debería analizar el conflicto rápidamente y en profundidad, ayudando al presidente a buscar una explicación plausible que satisfaga, no solo los datos conocidos sino los que previsiblemente pudieran ampliar el escándalo. Esto se llama “Crisis Managment”. Nadie lo hizo.
Entre nuestra publicación “¿Quien es Chien?” y la reacción de Alberto transcurrieron exactamente 7 días durante los cuales distintos operadores propagandísticos fueron saltando sobre la granada, sin contener el escándalo.
Cuando finalmente habló, dejando que los medios hegemónicos le marquen el tiempo, las declaraciones del presidente fueron lamentables, dio la talla de un hombre desconectado de la realidad que no sabe lo que pasa en su propia casa ni recuerda el nombre de las personas con las que se reúne, e incluso llegó a mostrarse como un miserable al postular, como chivo expiatorio, al difunto Meoni. Salir del paso diciendo que son amigos de Fabiola o jurar por su hijo que no conoce a Chien, para luego admitir que tuvo encuentros sociales y que le dice “el chino”, erosiona la palabra de Alberto. Todo el cuadro, visto en su conjunto, vulnera gravemente la investidura presidencial.
El presidente está rodeado de figurines bien coacheados a los que les permite adjudicar consultorías millonarias de todo tipo, incluso a empresarios allegados al gabinete, como es el caso del socio de Trotta, o el de Biondi. Todos los días vemos pasar millones y millones de pesos en contratos de servicios abstractos con cualquier objeto inverificable. Pero en ese raid de gastadores seriales, nadie supo hacer lo que había que hacer: cuidar al presidente como a la Patria misma.