El 24 de agosto la redacción de BBC Mundo nos sorprendió con una extraña nota titulada: “Por qué el gobierno de EE.UU. va a comprar 5 millones de kilos de queso“.
El tema nos llama la atención porque recordamos que el 1 de agosto el ministro de Agro-industria, Ricardo Buryaile, informó que en adelante los argentinos sufriríamos escasez de manteca, ya que existen “decisiones empresariales de hacer queso, porque permite más margen de rentabilidad”. El ministro declaró que el estado no podía intervenir, y sostuvo que “no había leche suficiente para la producción de ambos productos”.
Con toda naturalidad el funcionario endilgó el problema a la pesada herencia: “La lechería es un problema, porque durante 12 años no se hizo infraestructura para bajar los costos de logística”. Quizás desconoce el ministro que Argentina se convirtió en 2015 en el segundo exportador de quesos en latinoamérica, de otro modo hubiera admitido que el cambio de producción se debe al afan exportador en un rubro beneficiado por el tipo de cambio actual.
Increíblemente, el ministro Buryaile también remarcó que la producción de quesos suma rentabilidad lo que puso de parabienes al Secretario de Comercio Miguel Braun, al Coordinador Interministerial del Gobierno Mario Quintana y al Coordinador de Políticas Públicas Gustavo Lopetegui, los 3 socios de “Pampa Cheese”, la empresa exportadora de quesos que el año pasado exportó productos por más de 4 millones de dólares.
La cosa es que la BBC nos cuenta otra historia. Resulta que “guerra de restricciones” entre EEUU y Rusia generó que Putín cerrara su frontera al mercado de quesos europeos. Súbitamente, la producción fue volcada al mercado norteamericano, que en términos de queso tiene capacidad para auto-abastecerse. La inyección de queso fue tan grande, que al comenzar el segundo semestre el stock de queso alcanzaba los 540 MILLONES DE KILOS en la tierra de Obama.
El exceso de queso almacenado es un problema de estado, y en el país del neoliberalismo el Departamento de Agricultura se vio obligado a intervenir, en principio, comprando la semana pasada ni más ni menos que 5 millones de kilos de queso.
“El superávit está causado por una sobrerreacción de la oferta y una baja en la demanda en los mercados internacionales que, según expertos, solo puede ser remediado con la reducción de la producción de leche”.
Así, mientras las luminarias de la industria láctea argentina te dejan sin manteca y se tiran de cabeza a producir quesos para exportar, en el mundo ya no saben qué hacer con el exceso de quesos y reducen la producción de leche.