“Justicia para mi papá”: cuando la policía mata y el silencio también

El Disenso

Hablamos con la familia de Maximiliano Orellana, quienes acusan a la policía de Lanús de haberlo matado a golpes y piden justicia por Maxi.

El viernes 16 de septiembre, Maxi fue a buscar a su hijo al jardín, llegó a su casa y volvió a salir para buscar una puerta que necesitaba en su trabajo, era albañil. La policía de la comisaría 5ta lo detuvo en la calle por averiguación de antecedentes. Los vecinos que vieron el hecho contaron que a Maxi le pegaron, lo esposaron y se lo llevaron, mientras él les explicaba que estaba yendo a buscar una puerta.

En la comisaría “se descompuso” y lo llevaron a la UPA donde falleció. Esa es la historia que los familiares recibieron de parte de las autoridades, pero hay marcas que cuentan otra historia: el cuerpo fue entregado a su familia repleto de golpes, moretones y hasta herida de bala.

Ahora su familia, sus amigos y sus vecinos piden justicia por Maxi, que se investigue a los policías que lo detuvieron en la calle y lo llevaron a la comisaría. Los familiares hablaron con personal de la UPA y allí les contaron que Maxi llegó ya sin vida. La causa está en la UFI 10, a cargo del fiscal Gustavo Carhan.

La esposa de Maxi, Angy, está ahora a cargo de sus tres pequeños hijos: Cristian, Iara y Mauricio. Ceci es la madrina de Iara y quien comparte con nosotros su estado de shock, “aún no caemos” y cuenta que Maxi era un excelente papá, que cuidaba a Angy “Él no quería que trabajara, prefería él trabajar más y que ella pudiera dedicarse a los chicos”. Cristian, el más grande, no habla desde que su papá falleció, Iara que ya aprendió a leer pide ver si su papá sale en las noticias, ella está con miedo cada vez que pasa frente a la comisaría y fue quien emocionó a los presentes en la marcha con un enorme cartel verde escrito por ella misma que decía “Justicia para mi papá – Te Amo”. Mauricio es el más chiquito, tocayo de un presidente que esta vez no se solidarizó con las víctimas de la inseguridad. Nadie puede explicarles lo que le paso a su papá, ni el por qué, entonces reaccionan como pueden, porque si para los grandes es difícil, para los chicos es aun peor.

Un grupo de familiares le solicitó al intendente Néstor Grindetti que se investigue el hecho y que se aparte a los policías involucrados pero hasta el momento no recibieron ninguna respuesta. Al reclamar que siquiera recibieron las condolencias por parte del municipio, el Secretario de Seguridad Diego Kravetz les contestó textualmente que “para lo que es atención a las víctima, etcétera” se acerquen a tomar un café (?) una respuesta inaudita y carente del más mínimo tacto, apenas el reconocimiento del status administrativo de “víctimas”.

Mientras el país discutía si estaba bien o mal que el carnicero mate al ladrón y los medios hegemónicos cubrían el debate como si fuera una preocupación legítima por la inseguridad, en Lanús, Cristian, Iara y Mauricio enfrentan la muerte de su papá rodeados por el silencio de una sociedad indiferente.

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