La Justicia revocó el beneficio de prisión domiciliaria del genocida Miguel Etchecolatz, quien residía desde el 29 de diciembre de 2017 en el bosque Peralta Ramos, en la ciudad de Mar del Plata, luego de recibir cinco condenas a reclusión perpetua por delitos de lesa humanidad.
De acuerdo al pedido de revocación solicitado por la fiscal Ángeles Ramos, de la Unidad de Asistencia en Causas por Violaciones a los Derechos Humanos durante el Terrorismo de Estado, la resolución que le otorgó el beneficio a Etchecolatz fue arbitraria y carente de fundamento, alegando que el tribunal basó su decisión en informes médicos parciales que fueron incorporados al expediente a posteriori, donde ya existían informes forenses que no habían habilitado la prisión domiciliaria por “motivos de salud”.
La fiscal también hizo hincapié en que Etchecolatz, en su carácter de Comisario General a cargo de la Dirección General de Investigaciones de la provincia de Buenos Aires, conformó uno de los aparatos de inteligencia más importante de la última dictadura cívico militar, por lo que existe la posibilidad de que a través de sus contactos aún pueda “evadir o entorpecer el accionar de la justicia“.
Al enterarse del lugar donde se le había otorgado la domiciliaria a Etchecolatz, condenado, entre otros delitos, por robo de bebés, asesinatos, desapariciones, secuestros y torturas, una de sus víctimas, querellante en la causa que tramita en los tribunales de La Plata, realizó un pedido de suspensión urgente del beneficio otorgado al genocida, solicitando que se proceda a un inmediato cambio de domicilio, por residir de antemano en el mismo barrio en el que se instaló el represor. La solicitud fue rechazada.
Hoy, la Sala IV de la Cámara de Casación penal finalmente falló revocando el beneficio de prisión domiciliaria concedido en diciembre a Miguel Etchecolatz por motivos de salud. El hombre que escribió en un papelito: “Jorge Julio López” vuelve a la cárcel.