Edgardo Nicolás Lucero, de 70 años, se suicidó esta mañana en el baño del Hospital Español de Mar del Plata dejando dos cartas, una de ellas para la Gobernadora Vidal explicando que se suicidaba por su situación económica y solicitándole ayuda para costear su cremación y sepelio.
Mar del Plata hace un año que dejó de ser la Ciudad Feliz. El jubilado Edgardo Lucero se atendió hoy a las 9 de la mañana en la guardia del Hospital Español, donde le diagnosticaron hipertensión. Al salir del consultorio caminó hasta el baño donde se suicidó de un tiro en el pecho.
La policía encontró dos notas junto al cuerpo, una de puño y letra explicando que tomaba la drástica decisión por motivos económicos y la otra carta dirigida a la Gobernadora María Eugenia Vidal, a quien le solicita ayuda para costear su cremación y sepelio explicando que cobra la mínima.
Según la pagina del Ministerio de Salud, en Argentina, en el período 1997-2011 la evolución de la tasa de mortalidad por suicidio calculada por 100.000 habitantes se mantuvo relativamente estable. En 1997, la tasa fue de 6,3, y el pico más alto se presentó en el 2003 con 8,7 –posiblemente a consecuencia de la grave crisis económica y social de 2001/2002– descendiendo en 2011 a 7,3, según datos suministrados por la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones.
En 2001/2002, años de mayor crisis económica en nuestro país, se registraron más de 1300 suicidios sólo en Buenos Aires. Según los especialistas en el tema, el suicidio está directamente relacionado a la falta de perspectiva en la vida donde influyen las “situaciones económicas insostenibles”.
La “Dirección de Política Criminal del Ministerio de Justicia“, órgano encargado de realizar el seguimiento estadístico de la tasa de suicidios en nuestro país, indica que desde el año 2000 se suicidan el doble de hombres que de mujeres, y en ese grupo etáreo los mayores de 55 años representan casi el 50% de todos los casos de suicidio, confirmando que no son pocos los jubilados que se encontraron en una situación económica insostenible, sin perspectivas ni contención alguna.