A través de la figura de “jubilados con yate” Regazzoni proclama “Justicia Social” y recorta prestaciones en PAMI mientras gasta 48 millones en remodelar la residencia oficial de Chapadmalal para que Macri descanse cómodo junto a su familia.
En 2011 CFK anunciaba desde el Salón de Mujeres Argentinas del Bicentenario, los beneficios para afiliados al PAMI:
“¿Saben cuántos jubilados, en el año 2004, y digo este año porque en el 2003 no teníamos estadísticas confiables, en el PAMI, pero en el año 2004 el número que PAMI cubría al cien por cien de medicamentos a sus jubilados ascendía sólo a 9.000 jubilados? ¿Escucharon la cifra? 9.000 jubilados solamente tenía el cien por cien de cobertura de farmacológica. Hoy estamos cubriendo totalmente al cien por cien 1.102.450, el 25 por ciento.”
Al finalizar aquel año más de 4 millones de jubilados, el 78% aproximadamente, recibía asistencia médico farmacológica por parte del Estado y al finalizar el gobierno, del padrón de 5 millones de jubilados, 1.6 millones contaban con cobertura farmacológica al 100%. Aunque los números parezcan claros, la sociedad argentina todavía discute si la cobertura médica es un derecho de la ancianidad en las sociedades moderna o si, en cambio, se trata de otra de esas mentiras que encantaban a los habitantes de Oz cuando reinaba la bruja mala del Sur.
Desde el inicio de la gestión Regazzoni en el PAMI sucedieron importantes cambios: fueron eliminados 160 medicamentos de la lista de cobertura gratuita (adelanto exclusivo de El Disenso), se limitaron de 7 a 4 las recetas correlativas para tratamientos crónicos, se recibieron denuncias de faltantes de tipo oncológicos, retrovirales, tuberculosis, prótesis, y según denuncian los usuarios, desde diciembre PAMI dejó de autorizar trasplantes, como así también las prestaciones complementarias para pacientes trasplantados consistentes en cirugías nuevas relacionadas, medicaciones, internaciones.
Como te anticipamos desde El Disenso, los médicos de cabecera fueron despedidos masivamente e invitados luego a firmar un contrato precarizado. Muchos profesionales no aceptaron las condiciones laborales vigentes desde diciembre, por lo que sus pacientes fueron derivados a quienes continúan atendiendo, sobrecargando a cada prestador hasta en 500 pacientes, según ha informado la asociación médica AMRA.
Pero el recorte no fue suficiente y una nueva medida se conoció el pasado 5 de enero a través del Boletín del INSSJP:
Para Regazzoni el ajuste es un acto de justicia social y, para fortalecer el concepto, habló de “jubilados con yate” en el programa de Sylvestre, esgrimiendo su caballito de batalla que consiste en una lista con 2.495 jubilados presuntamente poseedores de “embarcaciones de lujo” y otros 51 que gozan de aeronaves propias. Pero lo que el titular del PAMI expresa en términos grandilocuentes como “yate” para agitar la indignación popular, en la ley impositiva se define como toda embarcación recreativa, deportiva o a motor fuera de borda con un valor superior a $210.000, un segmento que incluye prácticamente a todo el parque náutico.
La instauración de esta figura expiatoria del aborrecible “jubilado con yate” o con avión que abusa de los planes sociales no logra ocultar que las prestaciones serán recortadas para todos los jubilados que cobren haberes superiores a los $8.500 o tengan un auto cuya antigüedad no exceda los 10 años, sin embargo es efectiva para dirigir la indignación contra un puñado de aguafiestas que, representando apenas el %0,0005 del padrón de jubilados, son la excusa para imponer una norma de alcance general. No obstante Regazzoni, sin otra prueba que su lista negra de 2546 sospechosos, proclama que el ahorro fiscal de la medida rondará los mil seiscientos millones de pesos y esos lógicamente significa qué, o bien cada viejo en yate habría estado recibiendo en promedio $628.436 en remedios gratuitos, o bien podemos reformular la ya célebre pregunta de Scioli “¿quién va a pagar el precio de este ajuste?”.
A esta altura son numerosas y calificadas las voces qué, desde el derecho previsional, han proclamado la ilegalidad de la medida sin que esto afecte al titular del organismo que circula por los medios explicando que “detectó” a 51 jubilados que poseían una aeronave, pero que la idea no es negarle prestaciones a nadie que lo necesite. Soslayando los eufemismos el concepto es evidente, la prestación estará a disposición de todos, pero solo se otorgará a los que además de cumplir los requisitos logren sortear la burocracia kafkiana que los espera.
Los recortes en PAMI, además de satisfacer el “espíritu de austeridad” característico de la gestión Regazzoni, también permite al organismo algunos gastos nuevos. La política laboral del actual director no se agotó en la flexibilización de los profesionales que prestan servicios, también amplió la plana administrativa incorporando 351 nuevos cargos con sueldos de hasta $161.00 y un costo anual para la institución de $447.595.200, cifra que se equilibra con los quinientos millones del primer recorte de medicamentos realizado en este nuevo PAMI donde la burocracia crece pero las prestaciones se reducen.
El propio Carlos Regazzoni da cuenta de que el ajuste no llegó a su salario. El funcionario macrista cobraba en el junio de 2016 la suma de $182 mil por encabezar el organismo.
La austeridad tampoco alcanza los lugares de recreo frecuentados por los funcionarios, según la licitación pública 091/2016 del 27 de diciembre Regazzoni invertirá casi 48 millones de pesos en “Remodelar” el hotel nro. 4 de la unidad turística de Chapadmalal, se trata precisamente del lugar elegido por el gobierno para los retiros espirituales de un gabinete qué, de yates y aviones, algo entiende.