En 2014, Federico Sturzenegger explicó que pasa cuando el gobierno y el BCRA trabajan descoordinados: termina habiendo expectativas inflacionarias del 10% y tasas del 30%, exactamente la situación que se da hoy en Argentina. Eso, que en ese momento no pasó, hoy le pasa a Sturzenegger al frente del BCRA.
Federico PRO-t-Agoniza su propia predicción, proponiendo una meta inflacionaria del 10% que no cree nadie, y saliendo a la caza de inversores con tasas que acarician el 30%. En 2014 a Fábrega no le calzaba este análisis, porque la meta de inflación ese año fue del 3% y el BCRA fue coherente manteniendo una tasa de interés de referencia de alrededor del 4%. Aunque los datos sean ridículos, aquel año el llanero solitario murió con las botas puestas. Sturzenegger, en cambio, eligió transitar un camino que, según sabe y ha dicho, hunde al BCRA y a nuestra moneda en una crisis de credibilidad.