Diversos medios han salido al ruedo en las últimas horas para anunciar el posible cierre del Parque Zoológico de Buenos Aires.
Infonews lo expresa inequívocamente como si se tratara de una ampliación de derechos: “El reclamo que hace años tienen los movimientos en favor de los derechos de los animales se convirtió en realidad: el Gobierno de la Ciudad cerrará el Zoo porteño“.
Por su parte, Perfil informa que “Los animales son la gran preocupación del Gobierno porteño“ pero nadie habla del destino real de los animales aunque se especula que ya hay arreglos para trasladarlos a pequeños zoológicos provinciales.
Ambos medios sostienen su relato en concienzudos posicionamientos de índole proteccionista trascendidos de diversos y anónimos miembros del gobierno de Larreta, usan potenciales, y expresan la mayor preocupación, tanto por la salud de los animales como por la conservación edilicia, ya que el zoo, construido en 1885, es al mismo tiempo un Monumento Histórico Nacional. En cambio, ninguno de los medios explica por qué el reclamo desatendido durante 8 años recibirá un tratamiento tan categórico como sería cerrar el Zoológico.
Si el zoo cerrara sus puertas, la gestión Larreta le podría dar otro destino. El predio, por ejemplo, podría ser concesionado para otros fines, o también podría ser vendido; esto antes era imposible, porque como patrimonio histórico estaba protegido por leyes nacionales.
Ahora, en cambio, gracias al trabajo codo a codo con el presidente, y a la posibilidad de sacar un decreto que pudiera hacer una exepción al amparo de la ley sobre el zoológico, venderlo sería política y jurídicamente posible.
Sin ir más lejos, con solo cruzar la calle nos encontramos con el ex Predio Ferial de Palermo, que sufría restricciones parecidas y que estaba valuado en 953 mil millones de dólares en el año 1990. El histórico predio fue vendido a la Sociedad Rural Argentina al precio vil de 30 millones de dólares, apenas un 3% de su valor real, por Carlos Menem y Domingo Cavallo, estafa al estado que terminó en un juicio oral sin consecuencias.
Sin embargo, ningún medio oficialista menciona la posibilidad de que existieran intereses corporativos o inmobiliarios escondidos tras el cierre del zoológico. El de la Sociedad Rural Argentina sería una posiblidad, quizás aparezcan otras en la puja. Clarín, particularmente, ni siquiera ha levantado la noticia hasta este momento porque, como decía su slogan, la realidad se puede tapar, o se puede hacer tapa, y a veces conviene taparla.