Mientras Clarín sube fotos de playas colmadas (resabios de años anteriores), los programas transmiten en planos cortos sin enfocar las playas y los periodistas de los medios hegemónicos culpan al clima o refieren que la gente esta agolpada en los restaurantes almorzando para justificar las playas desiertas, la realidad en la otrora ciudad feliz es muy diferente, la devaluación sufrida en diciembre dejó los bolsillos demasiado flacos para poder costear vacaciones como en años anteriores.
Los alquileres cayeron un 20%, las estadías no exceden los 5 días para familias tipo, los lugares de comida no llegan a completar sus mesas, las salas de teatro con mayor afluencia de público venden un máximo de 80 entradas por noche en salas de más de 500 localidades a precios que rondan los $400 (claramente lo recaudado no alcanza ni para abonar los gastos de la sala) y para colmo de males se inundó el casino y hubo que desalojarlo.
Mientras tanto paradores, restaurantes y alojamientos están solicitando pagos en efectivo y los pocos que aceptan tarjeta vienen con importantes recargos dado que no es posible estimar la inflación de los próximos meses.
El nuevo intendente de Mar del Plata, Carlos Arroyo, es del equipo de Cambiemos por lo que recibe un importante blindaje mediático respecto a los reales números de la ciudad feliz. Y mientras Macri viaja junto a Vidal a fin de brindarle un poco de apoyo local, Arroyo no logra juntarle ni 100 personas para cubrir el fondo de la foto del acto presidencial, pero lejos de preocuparse por esas nimiedades el hombre está con todas las pilas puestas en temas importantes.. como regular la venta de choripanes en la vía pública.
Duró poco la política de acercamiento con el periodismo, luego del acto en MDQ, tanto Macri como Vidal, los reyes la revolución de la alegría, se negaron a hablar con la prensa y huyeron del lugar sin realizar ningún tipo de declaraciones.